Especialistas recomiendan recursos de cuidado mental para quienes han pasado por eventos traumáticos.
Por Arely Contreras
El número de usuarios solicitando atención a la salud mental aumentó después del incremento de casos de violencia doméstica y violencia sexual reportados durante el inicio de la pandemia. El número de casos de violencia registrados subió rápidamente durante las primeras dos semanas del encierro de emergencias por COVID-19 en el 2020, según un estudio publicado por American Journal of Criminal Justice.
De acuerdo con especialistas, la pandemia limitó las salidas y cambió completamente las rutinas de las personas, lo que llevó a que la salud mental de quienes han pasado por eventos traumáticos empeorara. Al no tener distracciones fuera de casa, muchas personas se vieron orilladas enfrentar su salud mental y buscar ayuda profesional.
Aunque Lissbeth Mancia de 20 años, madre de dos hijos y estudiante universitaria, vivió abuso sexual a los 16 años, la pandemia la llevó a buscar ayuda psicológica. Decidió ir a terapia cuando llegó al punto de no poder controlar su enojo contra todo y todos sin razón aparente. Prefería estar sola y que nadie la tocara. Estos son comportamientos comunes en personas que han vivido eventos traumáticos, como violencia sexual.
“Sentía que era mi culpa, que no merecía [a] los niños, que yo no estaba bien para tener hijos. Entonces es cuando también decidí que necesitaba ayuda,” explicó Mancia.
Comenzó a ir a terapia en su escuela, la Universidad del Norte de Texas en Dallas, pero después fue transferida al Hospital Parkland. Ahí las sobrevivientes de abuso sexual pueden tener acceso a terapia gratuita, como parte del Programa de Intervención para Victimas (VIP). Sin embargo, ante el incremento de personas en búsqueda de terapia, la ayuda no es inmediata. Mancia estuvo en la lista de espera por dos meses antes de entrar al programa y ser asignada a la consejera Harp.
“Cuando las personas pasan por un evento traumático, piensan que fueron ellas quienes lo causaron y se culpan a sí mismas. [A través de la terapia] nosotros podemos volver a atribuirle la culpa a quien realmente la merece,” dijo Harp.
Los eventos traumáticos, como el abuso sexual o la violencia doméstica, no sólo afectan la salud mental y las emociones de las personas, sino también causan desequilibrio del sistema nervioso. De acuerdo con Harp, esto lleva a que el sistema siempre esté trabajando, lo que hace que la persona siempre esté alerta. Acudir a sesiones de terapia ayuda a regular el sistema nervioso y ver los pensamientos y emociones con otra perspectiva, explica Harp.
En el caso de Mancia, como en muchos otros, no podía hablar con su familia sobre cómo se sentía, ni si quiera lo hablaba con su madre. Se alejó de sus familiares porque no comprendían su dolor. Ella esperaba tener el apoyo y consuelo de su madre, pero no fue así. Esto llevó a que se sintiera aun más sola.
“Cada vez que trataba de hablar con ella sobre mi salud mental o de lo que me pasó, el evento, ella no me dejaba. Me decía ‘no pienses en eso porque te vas a poner peor’ o ‘si sigues pensando en eso no vas a estar en paz y no me vas a dejar estar en paz a mí,’” dijo Mancia.
Según la Alianza Nacional de Enfermedades Mentales, el 35% de la población latina en Estados Unidos recibe tratamiento por trastornos mentales. Un número por debajo del promedio nacional, que es 45%. La falta de recursos e información limita a los latinos el acceso a ayuda para la salud mental, dice Jacqueline Ramos, terapeuta en Sparrow House Counseling en Dallas. También, el artículo “Repensar la salud mental en la comunidad Latina” de Cardinal Innovation Healthcare, discute que en la comunidad latina no es común hablar sobre los problemas fuera de sus hogares. Inclusive, puede ser menospreciado.
“Sin soporte familiar te vas a sentir todavía más solo. Entonces comienzas a entrar en un ciclo,” aseguró Ramos, “Nuestros pensamientos afectan nuestras emociones y nuestras emociones afectan el comportamiento.”
Después de ir a terapia, Mancia asegura que se siente mucho mejor. La terapia le ayuda a comprender que sus reacciones son normales. Ahora hace cosas que no hacía antes, como ejercitarse y disfrutar de sus hijos.
“Aunque pueda haber una posibilidad pequeña que no haya sucedido, tienes que dejarle saber a tu hijo o hija que los amas y estas allí para apoyarlos en todo,” dijo Harp. La mejor forma que las familias pueden ayudar a las victimas es creyéndoles. Así las victimas sentirán el apoyo y podrán acceder a terapia.
Al igual que Parkland, el Dallas Area Rape Crisis Center (DARCC), ofrece servicios bilingües de apoyo y consejería gratuita a sobrevivientes de violencia sexual. La línea directa de DARCC es (972) 641-7273. Rape, Abuse, and Incest Network (RAINN) es la organización más grande en la nación en contra de la violencia sexual. También ofrecen una variedad de servicios gratuitos para sobrevivientes. Puede llamar al (800) 656-4673 para conectarse con RAINN.
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