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Antonio Moreno dejó huella en su comunidad

Actualizado: 31 dic 2021

Entrenador de fútbol Antonio Moreno logra impactar a su comunidad más allá de la cancha de fútbol.


Por Lesly Juárez Romero


Antonio Moreno, proveniente de Arandas Jalisco, México, se convirtió en entrenador de fútbol y comenzó su propio negocio luego de llegar a Estados Unidos como inmigrante. Tras crecer en la industria profesional como remodelador de pisos de casas, a través de su negocio 4@Flooring, Antonio decidió involucrarse en el deporte que le apasionaba desde chiquito. Comenzó como entrenador de fútbol para Fever United Soccer Club en Colleyville, Texas en 2013.


“Tiene dos equipos y empezó con estos niños cuando ellos tenían seis y siete años, ha sido su entrenador por ocho años” dijo Mindy Lowack, compañera de trabajo, amiga y mamá de uno de los jugadores de Antonio.

El 9 de agosto, Antonio dio positivo a COVID-19, luego de regresar de un torneo de fútbol. Pasó aproximadamente tres semanas luchando contra el virus. Tras dos semanas en el hospital, perdió la batalla el 2 de septiembre luego de haber pasado sus últimos días en cuidados intensivos.


De acuerdo con la información del Departamento del Estado de Texas de Servicios de Salud (Texas Department of State Health Services, DSHS), el caso de Antonio forma parte de los 285,464 casos confirmados de COVID-19 en el condado de Tarrant desde que empezó la pandemia hasta el 29 de septiembre de 2021. De estos casos, 3,769 han sido confirmados como muertes y la mayoría de los casos detectados en personas entre 20 y 49 años.


Sin embargo, estas estadísticas no son solo números, son personas. Con tan solo 41 años de edad, Antonio Moreno logró impactar a mucha gente por medio de su negocio y del deporte.


“Él no solamente era un entrenador, era también un mentor. Para muchos de estos niños era la única figura paterna que tenían, él trataba a estos niños como sus propios hijos. Si necesitaban algo el se los proveía, si no podían llegar a practica el recogía a incontable número de niños” recuerda Mindy Lowack.

Aparte de su amor por el deporte, Antonio estaba 100 por ciento dedicado a su negocio, ya que le gustaba ayudar a su comunidad de cualquier manera posible.


“Influenció a los jóvenes a través del deporte, a enseñarles a que ellos también pueden encontrar sus metas. Fue creador de empleo, ayudó a muchas familias a través de crear trabajo para ellos. Una persona sumamente positiva, siempre con una sonrisa” asegura Marla Valle, compañera de trabajo.


Desafortunadamente, Antonio ya no está, pero sus equipos de fútbol siguen adelante dedicando cada partido y cada victoria a su entrenador con el que compartieron momentos mas allá de la cancha de fútbol.


“Él entreno a mis hijos y a muchos niños. Y es lo más bonito que nos regaló él, enseñarles a ellos cómo vivir la vida, y es por eso que impactó a todos estos niños” dice Ignacio Salcido, amigo y entrenador de fútbol.


Para Antonio, su más grande logro fue ganarse el respeto de sus jugadores y de su comunidad, no sólo como entrenador, pero como un líder con el que todos podían contar.


“Causó un impacto en tanta gente que ni él mismo se dio cuenta, ha sido agradable ver a la gente reunirse y hablar de todo esto y poner toda la maldad y las cosas que están pasando en nuestro alrededor hoy en día a un lado, ha sido muy grandioso ver eso”, comenta Mindy Lowack.


Sus amigos, familiares y personas más apegadas buscan honrar y seguir su legado y recordarlo siempre como una persona llena de vida, siempre con una sonrisa y listo para extender una mano a quien la necesitara.


“El amor por vivir, la pasión que tenía y cómo él manejaba el amor que tenía por su familia” así describe Marla los recuerdos y enseñanzas más grandes que se lleva de su amigo y compañero de trabajo.

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